lunes, 13 de octubre de 2008

La Lectura y el lector.-

Copia de Francisco Teodoro por Gregorio Valle.

Leer o no leer. Leer saltándonos páginas o leer hoja tras hoja, sin aliento, hasta la última.Leer sin terminar o terminarlo todo. Leer y releer. Leer cualquier cosa y en cualquier sitio. Hojear simplemente...
¿Se debe leer aprisa o despacio?, ¿De un tirón o poco a poco y por partes?
Todo esto depende del lector, de sus cualidades visuales, de su poder de atención, del tiempo de que dispone... y de lo que lee, de la clase, de la importancia o del atractivo del libro que tenga en sus manos. Una obra de filosofía no se lee como una novela.
De cierto bibliotecario florentino se ha dicho que tenía su manera particular de leer, o más bien de devorar los libros. Ante una obra nueva examinaba el título, después la última página; recorría rapidamente los prefacios, dedicatorias, índices; daba una mirada a cada de una de las divisiones principales y con esto había visto bastante para estar en disposición de dar cuenta no solamente de lo que contenía el libro, sino hasta de las fuentes a que había recurrido el autor.
La obligación del maestro de enseñar a leer es tan antigua como la misma profesión de maestro. Tanto es así que el nombre oficial dado a los maestros de primera enseñanza en los títulos que expidieron los "examinadores del Real Consejo de Castilla" desde el año 1573, fue el de "Maestros del Nobilísimo Arte de Leer, Escribir y Contar".
Ninguna carrera profesional, excepto la del Magisterio, tiene en su programa de estudios el ejercicio de la lectura y la obligación de enseñar a leer. Somos, pues, los maestros, por virtud de una tradición no interrumpida y por ministerio de la ley, los más legítimos depositarios de los tesoros de la lectura. Y debemos cultivar el Arte de leer en una sociedad en donde las ofertas tecnológicas más variadas atraen la atención de los pequeños. Y en donde, cada vez resulta más complejo seducir la fantasía de los niños a través de la lectura. No obstante hay que seguir aficionando a los libros, no presentándolos como rivales de los juegos de ordenador, de los DVD o de todos los nuevos productos que nos puedan ofrecer las más modernas tecnologías de la comunicación y la información. Al contrario, pueden convivir. Eso sí, necesitamos que el libro encuentre su espacio entre las inquietudes de niños y jóvenes. Para ello la Escuela ha de facilitar el acceso a los libros realizando tareas de animación a la lectura con rigor y profesionalidad. Y junto con la acción educativa pueden contribuir los ayuntamientos con sus bibliotecas públicas y sus propias campañas. Los medios de comunicación social pueden prestigiar el libro con campañas de publicidad y programas en los que el libro sea el verdadero protagonista.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Además de leer, lo bonito de un blog es que te lean, verdad? aunque sólo sean uno o dos lectores fieles y conocidos, pero qué ilusión ver un comentario nuevo!
A mí me gusta leer del tirón. La verdad es que yo tuve suerte porque me enseñaron bien :)
Un beso. Pily.

quantum leap dijo...

¡Qué buen blog! Es verdad eso que dicen que de tal palo , tal astilla.Rocío.

Anónimo dijo...

Tienen razón Pili y Clarividencia, me gusta el blog, su contenido y su estética,la presentación sobre todo y los cuadros de Gregorio Valle-Hermoso.

Anónimo dijo...

Pero es que los niños primero aprenden a leer y se enganchan a los cuentos y los libros de aventuras y de acción, las historias y demás. Pero después muchos se aburrren y se cansan, no encuentran en los libros ningún atractivo, sobre todo en la adolescencia, ya con 10 ó 12 años. ¿Qué se hace en la escuela con ellos? ¿No sé si Gregorio Valle me da alguna solución? ¿Dónde se ilusiona a los niños con Don Quijote y Sancho? !Qué no son gigantes sino molinos de viento?

Anónimo dijo...

Hola Gregorio Valle: Los años van pasando y casi sin darnos cuenta nosotros también vamos unidos a ellos haciéndonos viejos, o mejor dicho, mayores, que queda mejor.
Ello hace que poco a poco vayamos olvidando algunas vivencias de cuando nuestros hijos eran pequeños.
Digo esto porque quizás al tener mucho más tiempo ahora jubilados, dedicamos también mucho más hacia nuestros nietos y estas vivencias de ahora las disfrutamos más.
Viene esto al pelo de ver cómo mi nieta Marta primero ha ido deletreando el abecedario y ahora ya con seis añitos sabe leer. Gran labor la de su maestra "la Seño LOLY". ¡Que lejos están los padres de ahora -salvo excepciones- en valorar como se merecen esta profesión tan noble!.
Por cierto que no tengo yo muy buen recuerdo de mis años de niño en la escuela. La dictadura también entraba de lleno en las aulas con unos maestros -algunos naturalmente- que se les iba la mano con demasiada facilidad. Aquello estaba mal, como lo esta ahora en esta democracia en la que se confunde por estos políticos que tenemos, hacer unas leyes que los maestros tengan la autoridad que requiere el cargo, y a los chavales inculcarles que solo el esfuerzo, el sacrificio y el trabajo, harán de ellos unos hombres mucho más preparados para el relevo generacional.
Bueno, que me estoy enrollando más de la cuenta. Únicamente deseaba colaborar en tu bloc que sé que a ti te gusta.
Saludos de FELICIANO DE SILVA EL GRANDE.