jueves, 16 de octubre de 2008

E. Francisco Teodoro II

Dibujo de La Danza de la Virgen de la Salud por Francisco Teodoro de Nertóbriga

Superviviente de sí mismo, el pintor de "La Danza de la Virgen de la Salud" me ha hecho confidencias a través de mi almohada. En su Estudio, Francisco Teodoro y yo con él. Y los cuadros, sus magníficos cuadros, en los que late el corazón de Extremadura, de la Extremadura, ¡verdadero manantial de universales recuerdos!.
-Qué bien en esta atmósfera tibia y tranquila del Estudio, le dije. Todo es extremeño en él, íntimo y limpio. Aquí, una mocita de ojos claros, luciendo la policromía de la saya rameada y el pañuuelo de sandía; En otro, una pareja que se mira a los ojos con casto e ingenuo amor campesino; y al fondo, la serena tranquilidad del campo extremeño.
-No hablaba Francisco Teodoro. Permanecía pintando en silencio, dando alguna que otra pincelada corta en la rama de encina que sostiene Laureana entre sus brazos. -Están vivas para siempre, continué, Encarnita y Remedios, Pilar, María, Pepa, Eulalia o Guadalupe... Esta tiene una rosa entre los dedos y esa otra, el pelo limpio y brillante, recogido en un gracioso moño en la nuca morena.
-Bueno, para ya de hablar y deja que te siga contando algo de mis modelos. "Las Pesetas", te seguiré hablando de Selina y Lindaria. Ambas son Pesetas, primas hermanas. El apodo Peseta lo lleva toda una numerosa familia de Fregenal, muy ramificada, procedente de un solo tronco: el tío Peseta a cuya viuda conocí en fase de panadera, Podría ser el tío Peseta, que no ejerció la pligamia, origen de un gran pueblo, como lo fue Israel, Los Pesetatidas, conquistadores de naciones, ¿por qué no?. Selina es hija de Milgracias, gran modelo mía y Lindaria , de sonora,hermana de Milgracias a la que también hube de pintar varias veces. Selina es menos risueña y expresiva que su madre, aunque agraciada lo es bastante. Como mujer, sin embargo, paréceme superior a su madre, más ancheta que lo fue aquella, con más bellas y femeninas formas, algo así como una escultura de Mallol. Tiene un gran sentido del ritmo. Cuando se tiende, en los descansos, sobre el rojo y limpio suelo de mi estudio (por cierto que mi hermana Pilar, tu abuela, se enfada con razón cuando ensucian con restos de pipas y frutas) convida a coger el carboncillo para tomar nota de tan bellas actitudes, piernas y brazos al aire, juvenil y despreocupada. Un poco leona, Selina, tiene el entrecejo muy poblado de imperceptibles filamentos capilares; la nariz casi recta, respingado el casi graciosamente, ancha la faz y sus ojos claros miran curiosos a la vida; entreabierta la boca y desdeñosa.
-¿Y Lindaria?, De Selina ya me has contado bastante.
-Ah, Lindaria. Lindaria es menos femenina que su madre Sonora mas, como ésta, canta muy bien. Es alta y tiene muy bellos ojos verdes (esto ya te lo dije la otra vez). Quizá es más inteligenteque su prima, por lo menos más dominante y ejerce sobre ella evidente dominio e influencia, no sé si también por ser algo mayor que aquella. Tiene, como digo, muy buena voz, cuyo delicado timbre compensa el excesivo crecimiento de sus pies y sus bruscos modales. La característica racial de los Pesetátidas, a pesar de las mezclas, es de un cierto sabor germánico.
-Creo que nos estamos alargando demasiado. Podemos seguir otro día, porque sabemos donde encontrarte, ya que no te has ido. Estás aquí entre nosotros, en tu casa, tu casa-museo, en tu barrio de Santa Catalina, en El Pilarito y en tu pueblo, porque en tu pueblo -que como tú dices quizá sea tuyo más de nadie- te has quedado para siempre. Y no te irás... y también se quedarán los pájaros cantando.
-Bueno, esta vez voy a terminar yo. Prometo para la próxima cont arte algo más de Selina y Lindaria. Y hablaremos también de mi doble Eugenio H. Martinez. Y ahora, con motivo de las Fiestas de la Virgen de la Salud, voy a recitarte estos versos que escribí en el año de 1933 y que ilustré con un dibujo de El Tamborilero, rodeado de chiquillos, bailando el típico "Viva Bartolo".
EL TAMBORIL: El rapaz al pueblo vuelve - cuando al padre vio venir - asomado por el puerto - para relevarle al fin - Para danzar una danza - al pueblo quiere partir - que las fiestas de la Virgen - va anunciando el tamboril. En los jazmines celestes - ya brotó el primer jazmín - y la luciérnaga alumbra -- su casa con un candil - Óyese en la lejanía - los ladridos de un mastín - sereno de los pastores - guardacostas del redil. Toma niña este ramito - de albahaca y toronjil - atado con juncia verde - para trasértelo a ti. Antes de llegar al pueblo - se calla para inquirir - por qué barrio va sonando - la flauta y el tamboril. Por el barrio de Santana - oye tocar y bullir - y el chiquillo ijadeando - encamínase hacia allí. Un enjambre de amorcillos - el hueco corcho al oir - se apiña volando y zumba - con loquillo frenesí. Alrededor de aquel fauno - que el sonoro tamboril - toca, tocando la flauta - sin dejar de sonreir.-

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Hola Tito!
Esto es una prueba.

Geni

Gregorio Valle dijo...

Geni, ¡eres un fenómeno! Me alegro de recibir tu prueba de comentario. Espero me hagas más.
Abrazos, también para Mª Elena y los niños.

Anónimo dijo...

Qué bonitos los versos a ese Viva Bartolo. A mí me encanta despertarme con el POM POM POM del tambor en las mañanas fresquitas de primeros de septiembre... supongo que a E. Francisco Teodoro debía pasarle lo mismo.
Tus lectores estamos ansiosos por conocer a ese doble que mencionas! Qué curiosidad! jejeje.
Un beso para ti y otro para mamá. Pily.